jueves, 17 de diciembre de 2015

Lo bueno por conocer



Concentración del 15-M en el complejo de Las Setas (Sevilla, mayo de 2012)

Saturados de procesos electorales, dentro y fuera de España, bombardeados especialmente de cara a las elecciones generales del próximo domingo, 20 de diciembre, en España, parece que el nivel de indecisos es superior al habitual, pero la intención de participar también es superior. Los votos se pelean hasta el último momento y muchos ciudadanos se debaten entre lo malo conocido y lo bueno por conocer. Una buena parte de esos muchos todavía no se han convencido de que lo malo conocido es muy malo y que cualquier alternativa por conocer puede ser mejor. Tanto entre las derechas como entre las izquierdas. Y mientras deshojamos la margarita electoral, recojo aquí mi última reflexión en El Diario Fénix sobre algunos mecanismos con los que desde el poder se tratar de arrimar el ascua a la sardina más conveniente (para el poder, se entiende):
http://www.eldiariofenix.com/?q=content/experiencias-de-un-intenso-a%C3%B1o-electoral#.VnH9Yj5LKeQ.twitter

Falla el enlace. Aquí está el texto:

EL PLUMILLA ERRANTE

Experiencias de un intenso año electoral

José A. Gaciño (El Diario Fénix, 15-12-15)

Rodeados de elecciones por todas partes, llega ya la fecha culminante de este intenso año electoral en España, el 20 de diciembre, con las elecciones generales. Los ciudadanos han tenido ocasión de acumular experiencias y conocimientos sobre procesos electorales en diversos niveles y en distintos ámbitos territoriales.
Los resultados han sido variados, desde la continuidad más o menos forzada en las comunidades andaluza y catalana, donde se produjeron atascos de entendimiento para conseguir la investidura (en Cataluña todavía están atascados), hasta los cambios más inesperados con todo tipo de combinaciones en materia de apoyos explícitos o indirectos, con coaliciones de gobierno o con fugaces votaciones de investidura. En algunos casos, se han notado las insuficiencias o las distorsiones que provocan unas normas electorales diseñadas para favorecer a los más poderosos.
La disputa sobre la mayoría independentista en Cataluña, por ejemplo, ha ilustrado cómo una distribución sesgada de diputados por provincia puede fabricar una mayoría parlamentaria absoluta sin tener tal mayoría absoluta de votos ciudadanos. Un criterio establecido en su día –antes de la Constitución y no corregido después– por políticos centralistas, obsesionados por primar la representación de la España “profunda” y despoblada (supuestamente más afín a sus principios centrales y conservadores), es aprovechado ahora para intentar “desconectarse” del Estado.
Precisamente esa distribución provincial sesgada, que prácticamente elimina el criterio constitucional de la proporcionalidad en un tercio de los escaños, puede estar a punto de jugar en contra de algunos de los dos grandes partidos (el PSOE especialmente), a juzgar por las encuestas que detectan un importante crecimiento de nuevas fuerzas en algunas de esas provincias sobrerrepresentadas. Le acaba de pasar al chavismo en Venezuela: la oposición, con el 56 por ciento de los votos, ha alcanzado el 67 por ciento de los diputados y su sobrerrepresentación se debe, entre otras cosas, a que consiguieron ganar en circunscripciones a las que el oficialismo había “engordado” en escaños porque las consideraba especialmente afines.
Los criterios constitucionales, por otra parte, también se intentan soslayar por parte de quienes, como el PP, descalifican los pactos de gobierno que no incluyen a la lista más votada, sin molestarse en proponer una reforma de la Constitución para modificar el procedimiento de elección de alcaldes y presidentes de gobierno, que, en estos momentos, la Constitución atribuye a concejales y diputados, respectivamente. También ha barajado alguna vez el PP la posibilidad de primar a la lista más votada –una obsesión derivada de su limitada capacidad de pactos–, como decidieron en Grecia los mismos que maquillaron las cuentas públicas para acceder al euro: conceder un plus de cincuenta escaños a la lista más votada, pensando en fortalecer la posición de los dos grandes partidos turnantes, y que ha terminado aprovechando Syriza (que, por cierto, criticó tal privilegio cuando quedó segundo en las elecciones de 2012).
En Portugal, un pacto de los tres grupos de izquierda ha permitido a los socialistas formar gobierno, desplazando a la coalición de centro-derecha, la lista más votada e inicialmente encargada de formar gobierno, pero sin mayoría suficiente en la cámara para sostenerlo. En España, esa posibilidad todavía no se ha estrenado en el gobierno central, pero alguna vez tendría que ser la primera. Sólo repasando las maneras y los contenidos de los diversos debates televisados en esta campaña –entre nuevos, viejos y patéticos– los ciudadanos pueden encontrar razones decentes de sobra para cambiar, por lo menos, al primero de la lista.



Pero, como me había quedado retrasado en la incorporación a este blog de mis artículos en El Diario Fénix, incluyo aquí los enlaces a los dos anteriores, uno sobre los vaivenes del bipartidismo y las fuerzas emergentes http://www.eldiariofenix.com/?q=content/recuperaci%C3%B3n-de-los-malos-conocidos

EL PLUMILLA ERRANTE

Recuperación de los malos conocidos

José A. Gaciño (El Diario Fénix, 27-11-15)

Aunque hayan renegado tanto de los que consideran advenedizos e inexpertos, los políticos de la “casta” se han lanzado a imitar su estilo. Tratan de aparecer como cercanos a la gente, como ciudadanos normales que comparten un café con sus vecinos, que ríen sus gracias o que se expresan como con espontaneidad, sin los corsés retóricos que se gastan los políticos profesionales para no salirse de las pautas programadas. Acuden a espacios televisivos de entretenimiento a mostrar su “lado humano” y no vacilan en contar chistes, cantar, bailar o comentar partidos de fútbol, confiados en que la curiosidad benevolente del personal les redimirá, si hacen el ridículo.
España vive su última campaña electoral del año más electoral de su democracia. En realidad, ha sido una campaña ininterrumpida, ya desde las europeas de hace año y medio (mayo de 2014), cuando saltó la sorpresa de las fuerzas políticas emergentes que le empezaban a comer terreno al bipartidismo. Entre las referencias de los sondeos continuos y los resultados de las distintas elecciones que se han ido sucediendo a lo largo de este año, los partidos políticos y sus líderes han estado sometidos a un test permanente de valoración que ha ido dibujando trayectorias con altibajos en algún momento sorprendentes, pero que finalmente parecen desembocar en un panorama en el que quizá no pierda tanto terreno al bipartidismo como se llegó a pensar, aunque, de todas formas, sufran una buena merma.
También han ido cambiando las perspectivas de cambios radicales que apuntaban las primeras muestras. Hace un año, se auguraban hasta procesos constituyentes, coincidiendo con las mejores expectativas de la fuerza emergente de la izquierda (Podemos). Curiosamente, a medida que ha ido ajustando sus propuestas a la “centralidad” (que no el centro, como insisten en matizar) de las necesidades ciudadanas, suavizando o aparcando las medidas más espectaculares, se han ido también moderando, decreciendo, sus expectativas electorales.
Al final, mientras la derecha actualmente gobernante empieza a dar vagas señales de apertura a posibles reformas constitucionales –siempre partiendo de la actitud pasiva de esperar a las propuestas de otros–, los más audaces han pasado del proceso constituyente a las reformas de mayor o menor calado, conscientes de que, con esa derecha inmovilista, es utópico abordar un proceso que necesita mayorías imposibles de alcanzar. Una lección que bien podrían aplicarse los protagonistas del proceso independentista en Cataluña, atascados en un triunfo electoral insuficiente, que, encima, están proporcionando oxígeno a quienes, desde el gobierno central, menos están dispuestos ni siquiera a dialogar.
Por cambiar, han cambiado hasta los contenidos del debate. Hace un año, todo hacía suponer que los dos grandes partidos (sobre todo, el primero, el que gobierna) vivirían una dura campaña en la que tendrían que afinar sus explicaciones para sacudirse los efectos electorales de la montaña de corrupciones que habían ido acumulando antes, durante y después de la crisis (suponiendo que hayamos salido de ella, como trata de dar a entender el gobierno). Ahora, entre la cuestión catalana y el peligro yihadista, tienen materia suficiente para disimular esas corrupciones entre la unidad de la patria indivisible y la defensa de la civilización occidental.

Así aguantan el tipo y cruzan los dedos para que ningún nuevo azar catastrófico vuelva a interferir en la campaña, confiando en que, una vez más, el conservador refrán de que más vale malo conocido que bueno por conocer sea el que guíe el comportamiento de los electores. No les importa reconocerse en el papel de malo.


y otro sobre el inevitable cambio climático: http://www.eldiariofenix.com/?q=content/la-humanidad-se-agota-por-exceso 

EL PLUMILLA ERRANTE

La humanidad se agota por exceso

José A. Gaciño (El Diario Fénix, 6-12-15)

Asumida la doctrina del crecimiento continuo (en economía como en otras actividades humanas, a veces confusamente ligada a la idea de progreso), resulta automático considerar un problema el descenso de la natalidad en determinados países. En España, sin ir más lejos, como, en general, en los países más desarrollados, en los que la mujer ha podido alcanzar un mayor nivel de autonomía a la hora de decidir sobre su maternidad. En el primer semestre de este año, en España se han registrado más muertes que nacimientos, una circunstancia que ya se había producido en 1999. Entonces, los nacimientos terminaron superando a las defunciones al final del año, pero esta vez los demógrafos ven difícil que se cambie la tendencia. Y si la tendencia sigue manteniéndose, España perdería un millón de habitantes en los próximos quince años y más de cinco millones, de aquí a 2064.
En realidad, esa tendencia podría significar un motivo de esperanza para la supervivencia de la especie humana, sobre todo si se extiende al conjunto del planeta. Hasta ahora, la humanidad va camino de agotarse por exceso. Los científicos todavía no tienen bien definido cuál es el umbral de población a partir del cual comenzarán a plantearse graves problemas de supervivencia, teniendo en cuenta la limitación de recursos del planeta y los niveles de deterioro del medio ambiente, pero la cifra de 9.000 millones de habitantes es una de las que se baraja, y a esa cifra se puede llegar dentro de diez o quince años.
Los graves problemas de contaminación causados por la actividad humana, especialmente por el consumo intensivo de combustibles fósiles, están muy estrechamente relacionados con la superpoblación. El homo sapiens lleva más de cien mil años dejando su huella en el planeta, en principio muy leve, evidentemente, pero incluso cuando ha ido siendo más profunda, a partir de la revolución agrícola, nunca ha significado un peligro para la supervivencia global, pese a las devastaciones de terrenos y de las grandes depredaciones de otras especies animales que se han ido produciendo, con un alcance local, que llevaba a la desaparición de algunas colectividades o a su desplazamiento más o menos traumático.
El peligro ha empezado a extenderse, a globalizarse, a partir de la revolución industrial y con el espectacular crecimiento demográfico: en poco más de dos siglos, la población mundial se ha multiplicado por siete. El deterioro medioambiental afecta ahora a todo el planeta y necesita una solución planetaria. En la ONU llevan intentándolo desde la primera Cumbre de la Tierra sobre Desarrollo Sostenible, celebrada en Rio de Janeiro en 1992. Se han sucedido reuniones y conferencias internacionales, se formalizó el Protocolo de Kioto en 1997 (suscrito por 37 países industrializados, pero sin Estados Unidos ni China), y un Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ha llegado a conclusiones científicas sobre las causas del calentamiento global y la necesidad de reducir drásticamente las emisiones de gases contaminantes.

De eso vuelve a hablarse estos días en Paris, arrastrándose la frustración de más de veinte años de debate con resultados muy limitados. Los poderosos intereses económicos en torno a la energía contaminante y la resistencia en las sociedades desarrolladas a rebajar los niveles de consumo de esa energía, junto con el agravio de las menos desarrolladas que reclaman su derecho a alcanzar esos niveles de consumo, bloquean un avance más profundo hacia el objetivo marcado de no rebasar los dos grados de aumento de temperatura para 2100. A falta de una voluntad política general de acometer ese problema, prescindiendo en primer lugar de la obsesión por el crecimiento (económico y demográfico), parece que sólo se puede aspirar a aplicar parches.     

martes, 1 de diciembre de 2015

Raimon: 75 años de lucidez

El cantante valenciano Raimon cumple 75 años y sigue activo y lúcido, como puede apreciarse en esta entrevista que publicaba hoy el diario El País:
 http://cultura.elpais.com/cultura/2015/11/25/actualidad/1448464173_033126.html

Ahora que es duramente criticado por mostrar su desacuerdo con el independentismo, viene bien recordar que en su día Raimon mostró activamente su desacuerdo con la dictadura franquista. De aquella época (mayo de 1968) es la entrevista que le hice en el ya desaparecido Diario SP cuando su mítico concierto en la Facultad de Políticas de Madrid. Lo recordamos cuarenta años después, el 22 de mayo de 2008, cuando repitió el concierto en otro recinto de la Universidad Complutense. 




viernes, 20 de noviembre de 2015

Hace cuarenta años

Caricatura publicada en el número 28/29 de
Cuadernos de Ruedo Ibérico (diciembre 1970-marzo 1971),
obra del dibujante Vasco
Lo conservo desde hace 39 años. Se trata de un artículo que no llegó a salir impreso. Pretendía que se publicase en El Ideal Gallego, el periódico de A Coruña en el que entonces trabajaba, el 20 de noviembre de 1976. Ni se mencionaba al dictador muerto en la cama un año antes, pero el director del periódico no consideró conveniente publicarlo ("Querido Gaciño: Tal vez el próximo aniversario..."). El director era Rafael González, un buen amigo, cómplice en las pequeñas batallas que librábamos por la libertad de expresión en los últimos años del franquismo. Soportaba con temple el empuje de unos cuantos redactores progres, los límites legales ciertamente estrechos, las presiones de las autoridades competentes (que estrechaban aún más la legalidad) y la línea oficial de la casa (la Editorial Católica, que jugaba al aperturismo pero dentro de un orden). En caso de duda o de peligro inminente, ya sabíamos todos por dónde se rompería la cuerda. Amistosamente, dejamos el artículo para mejor ocasión y, como ya no hubo mejor ocasión, el artículo se quedó entre mis papeles. Ahora que se cumplen cuarenta años de aquella muerte, se me ha ocurrido desempolvarlo y aprovechar esta ventana para enseñarlo al mundo (bueno, a los queridos insensatos que se paran ante mi ventana). He escaneado como he podido el folio y las cinco líneas mecanografiadas, adjuntándole la cariñosa nota del jefe comprensivo.

Pero, por si no se lee bien, transcribo el texto, encabezado con una cita de Luis Cernuda: "Borradas están ya las inscripciones de las losas con muertos de dos siglos". Mi texto (de literatura más modesta) es este:



"Ya casi no nos acordábamos de ti, salvo que, de vez en cuando, alguno de los tuyos -de los que te lo deben todo, porque se enriquecieron a tu sombra y en tu nombre- te invocaba. Ya casi pensábamos que tu desaparición se hundía en la noche de los tiempos, en el infierno de los olvidos. Tan poco duró tu recuerdo que empezábamos a pensar que todo había sido una larga pesadilla, de la que habíamos despertado con un cierto amargo regusto de resaca moral, como con ardores mentales por la borrachera de odio que nos obligaste a padecer.
Quienes no hemos conocido otra vida que bajo tu sombra omnipotente ahogando nuestras tímidas inquietudes libertarias, apenas balbuceamos ahora, torpemente, vacilantes intentos de convivencia, de comprensión, ensayos titubeantes para aprender a caminar sin vendas ni trabas. Hemos perdido el tiempo en la noche confusa de la desesperación y, ahora que vemos el alba en el horizonte difuso del futuro, tratamos de orientarnos en la luz, para recuperar nuestra propia historia, la que tú nos desviaste.
Casi ya no te recordábamos y de pronto un día, una fecha que coincide, te volvemos a tener ante la memoria atormentada. Y querríamos que no hubieses existido, que todo hubiera sido efectivamente un sueño, y volviéramos a tener nuestros años intactos para llenarlos de pureza. No va a ser posible ahora tener el corazón fresco -lo hemos visto en el tiempo que nos has faltado- para mirar todo como si nada hubiera pasado, como si los pájaros hubiesen volado siempre libres y los buitres no hubieran despedazado la sangre caliente de nuestros hermanos. Esta herencia maldita nos agobia y nos confunde.
Quisiéramos guardar a nuestros hijos de tu recuerdo, ya que nosotros no estamos libres de él -aunque a veces nos parezca todo un sueño-, como se les guarda de los malos tragos o de las caídas inútiles. Quisiéramos ocultarles también así el triste papel de humillados que nos tocó jugar. Y anotar aquella larga noche de piedra -de la que ya casi no queríamos acordarnos- en el capítulo de las pérdidas personales.
Quizá con el tiempo lleguemos a creernos que nunca tuvimos infancia con cacerolas huecas y ausencias doloridas, ni adolescencia furtiva e interrogante, ni juventud con besos tristes y libros vacíos. Si no podemos recuperar la vida hecha trizas, quizá podamos disfrazarnos el alma de niño recién nacido, en el que tu recuerdo sea sólo como un lejano sentimiento de culpabilidad, una especie de pecado original que la clemencia de un bautismo, o el bisturí de un psicoanálisis, pueda hacer desaparecer".

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Difícil equilibrio entre libertad y seguridad

Diseño de Jean Jullien, a propósito de los atentados de París, en
el que fusiona el símbolo de la paz con la Torre Eiffel
No es fácil reaccionar con racionalidad ante ataques terroristas tan brutales como los que se perpetraron el viernes 13 en París, sobre todo cuando forman parte de una cadena de ellos que ya ensangrentaron la propia capital francesa y diversos lugares de la cuenca mediterránea, por limitarnos sólo a los de este año. Una reacción visceral lleva a respuestas vengativas y contundentes, que, por lo general, resultan poco eficaces para erradicar un fenómeno que se alimenta precisamente de sentimientos viscerales de odio y venganza, a partir de agravios reales o inducidos. 
Desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York -el hito emblemático de este nuevo terrorismo global-, las respuestas bélicas no han dado el fruto adecuado. En algunos casos -la ocupación de Irak, por ejemplo- resultaron contraproducentes. Los primeros pasos del gobierno francés -intensificando los bombardeos en Siria y endureciendo las medidas internas para situaciones de excepción- parece que van en la misma dirección, aunque su intención de entenderse con Rusia indica una corrección en la postura occidental, hasta ahora firme, de no negociar con el régimen de Bachar Al Asad.
Sobre el debate que los ataques terroristas generan en el seno de las sociedades democráticas -el de sacrificar ciertos niveles de libertad en aras de una mayor seguridad colectiva- trata especialmente este nuevo artículo del plumilla errante en El Diario Fénix:

http://www.eldiariofenix.com/?q=content/malos-tiempos-para-los-equilibrios#.VkxQNcnmaPg.twitter

El enlace ya no enlaza. Por eso, reproduzco aquí el texto:

EL PLUMILLA ERRANTE

Malos tiempos para los equilibrios

José A. Gaciño (El Diario Fénix, 18-11-2015)

Son momentos de declaraciones solemnes y rotundas. Y de medidas excepcionales que sirvan para calmar la ansiedad de la ciudadanía vulnerable y transmitan la sensación de que se reacciona con contundencia. Un efecto tranquilizador de consumo interno (para las víctimas reales o potenciales), que no siempre tiene la eficacia deseada frente a quienes agreden desde dentro o desde fuera, pero siempre de forma imprevisible e indiscriminada.
Abrumados por la brutalidad de ataques como el del viernes 13 en París (como unos días antes en una mezquita chií en Beirut, y unas semanas antes en una manifestación pacifista en Ankara, por no remontarnos al 11-S neoyorquino en 2001, al 11-M madrileño en 2004 o al 7-J londinense de 2005), la emoción y la rabia no deja ver los matices y se da por buena cualquier decisión destinada a perseguir a los fanáticos, aunque, en la mayoría de los casos, la autoinmolación elimina fanáticos que perseguir.
El clima es propicio para que los gobiernos desnivelen el delicado equilibrio entre libertad y seguridad. Nunca encontrarán a los ciudadanos más dispuestos a aceptar recortes en sus libertades. Dispuestos a comprender que, para controlar a un terrorismo tan cruel y escurridizo, es necesario limitar, e incluso eliminar si hace falta, las garantías de los derechos individuales, en aras de la seguridad colectiva.
Recortes y limitaciones que empiezan a aplicarse con carácter temporal y excepcional, pero que luego terminan por no levantarse nunca del todo: a Obama le queda poco más de un año de mandato y todavía no ha podido cumplir su promesa de cerrar el limbo jurídico de Guantánamo ni derogar la muy excepcional la ley patriótica de Bush junior (que ha permitido, entre otras cosas, realizar un control universal de teléfonos y correos electrónicos). Esos catorce años de excepcionalidad quizá han podido rebajar algo el nivel de amenaza terrorista en suelo norteamericano, pero no desde luego en un escenario que incluye el Oriente Medio, Europa y casi la mitad del continente africano.
En ese escenario, la guerra caliente se centra en estos momentos en Siria e Irak, donde el llamado Estado Islámico ha ocupado territorios en los que empezar a montar su delirio de establecer un nuevo califato, pero los efectos colaterales afectan, en mayor o menor grado, a los países vecinos y a Europa, en unos casos por la masiva afluencia de fugitivos del terror islamista (y de la dictadura de Al Asad, que todo hay que decirlo) y en otros por la actividad terrorista. La sangre corre por todo ese panorama. Más en Siria e Irak, claro, donde los muertos (todos árabes y la mayoría musulmanes) superan ya los trescientos mil, y los desplazados rebasan los trece millones (nueve en su propio país y más de cuatro millones en los países fronterizos y, desde este verano, también vagando por Europa adelante).
Las declaraciones solemnes y las medidas excepcionales tampoco dejan hueco para la autocrítica. Los asesinatos terroristas no caen del cielo, aunque se cometan en nombre de Alá. Son producto de un complejo entramado de circunstancias históricas, sociales y económicas (y religiosas, no se olvide), en las que Occidente también se manchó las manos, directamente o a través de aliados interpuestos. “Vos guerres, nos morts” (“vuestras guerras, nuestros muertos”) es el lema de un montaje que circula por Facebook sobre una foto en que aparecen Putin, Cameron, Obama y Hollande. No están todos los que son (faltan Al Asad, Al Bagdadi y los monarcas del petróleo, por ejemplo), pero son todos los que están.

Lo triste es que sean necesarios tantos muertos inocentes (en Siria, en Irak, en Turquía, en Líbano, en Francia… ) para que en algún momento culpables y responsables lleguen a plantearse alguna vía de entendimiento. Por ahora, ni las premiosas reuniones de Viena ni el pronunciamiento puramente retórico sobre los asesinatos de París en la reunión del G-20 ofrecen muchas esperanzas de que ese entendimiento esté cerca. Malos tiempos para los equilibrios.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Añoranza del internacionalismo proletario

El cuarto estado es el título de este cuadro que pintó el italiano Giuseppe Pelliza de Valpedro entre 1898 y 1901
y sirvió de cartel a la película Novecento, de Bernardo Bertolucci
Las elecciones generales convocadas para el próximo 20 de diciembre deberían servir para que el actual gobierno rindiese cuentas sobre su gestión de la crisis. Después de cuatro años, el Partido Popular va a dejar la economía española más o menos como estaba cuando empezó a gobernar, especialmente en materia de empleo. Nada que ver con el discurso triunfalista que manejan, basado, entre otras cosas, en la recuperación del empleo perdido, sin especificar que el empleo que se ha recuperado es que el que se perdió durante sus primeros años de legislatura. 
Cuentan, además, con la ayuda inestimable del contencioso catalán. La huida hacia adelante del partido gobernante en Cataluña, Convergéncia Democrática, tras asumir la bandera del independentismo para tapar algunas vergüenzas de gestión (con acusaciones de corrupción incluidas), le sirve ahora a la derecha española para convertir la campaña de las elecciones generales en un canto a la unidad de la patria, obviando toda la política de recortes y precariedad, además de sus particulares casos de corrupción general. 
Ese escenario es el que se analiza en este artículo, publicado en El Diario Fénix: 
http://www.eldiariofenix.com/?q=content/a%C3%B1oranza-del-internacionalismo-proletario

Parece que el enlace de El Diario Fénix murió. Reproduzco aquí el artículo:

EL PLUMILLA ERRANTE

Añoranza del internacionalismo proletario

José A. Gaciño (El Diario Fénix, 4-11-2015)

No habían dialogado, negociado ni pactado con nadie a lo largo de su legislatura absoluta, en la que han abundado los decretos para entretenerse menos en el parlamento, pero ahora llaman a rebato para salvar la unidad de España. Una cuestión de Estado, claro, que exige que todos cierren filas detrás del gobierno. Una magnífica oportunidad para eliminar del debate electoral todas las cuestiones relativas a las corrupciones y a la precariedad laboral y social con la que este gobierno pretende convencer de que España sale de la crisis. Lástima que tengan que compartir los réditos con Ciudadanos, mucho más creíble en la movilización unitaria que su inmovilismo, pero la inercia del poder –y la debilidad que los socialistas no terminan de superar– todavía los mantiene en el primer puesto en las encuestas y puede que los siga manteniendo hasta el día de las elecciones generales, por mucho que continúen cayendo y los emergentes subiendo.
Y como estos de la derecha practican memoria histórica selectiva, no tienen por qué recordar que ellos en otra cuestión de Estado, la lucha antiterrorista, no sólo no cerraron filas con el gobierno anterior (socialista) sino que movilizaron y manipularon a las víctimas para bloquear la estrategia gubernamental de entonces (que, por cierto, a pesar de esa actividad boicoteadora, consiguió derrotar al terrorismo etarra y poner fin a una etapa siniestra y dolorosa). Tampoco practicaron la responsabilidad institucional cuando decidieron retirarse del debate sobre la reforma del estatuto catalán y promovieron otro boicot, no ya contra la reforma que no les gustaba (comprensible como muestra de disensión política) sino directamente contra los productos procedentes de Cataluña (lo que sonaba a declaración de guerra).
Contribuyeron a alimentar la difusión del sentimiento independentista y, una vez prendido el fuego, tratan de aprovecharlo ahora para calentar sus expectativas electorales. Favores recíprocos, como ha comentado Iñigo Errejón, de Podemos: Rajoy le hizo la campaña a Mas y Mas le hace ahora la campaña a Rajoy. Cierto que, en el primer caso, los resultados no fueron muy contundentes: por un escaño, el capitalista Mas está pendiente, para su supervivencia como gobernante en activo, de las condiciones que le arranquen los revolucionarios anticapitalistas de la Candidatura d’Unitat Popular. En el segundo caso, está por ver qué nivel de limpieza y transparencia le exigirán a Rajoy sus hipotéticos socios futuros para dejarlo seguir ejerciendo de Don Tancredo.

Entre las jugadas electoralistas de unos y de otros, retroalimentándose a base de manipular los sentimientos encontrados de sus respectivos electorados, anda peligrando por medio la convivencia de los pueblos y el equilibrio social, con la curiosa coincidencia de que, a la cabeza de los que tratan de gestionar cada uno de los bandos, aparecen sendos representantes de ese capitalismo especulativo que puso en marcha hace siete u ocho años, al hilo de la primera gran crisis financiera de este siglo, esta nueva era de precarización universal. Como para sentir añoranza de aquellos sueños del internacionalismo proletario.

martes, 27 de octubre de 2015

Enésimo enfrentamiento inútil en Palestina

Era sirio, pero esta imagen impresionante sirve para ilustrar la crueldad
de muchos comportamientos humanos 

Da igual el arma que empleen. palos y piedras, como en la primera intifada, misiles de alcance y potencia bastante limitados, como en los momentos más equipados de Hamas, o cuchillos como ahora. Y da igual que empiecen los palestinos o los soldados israelíes. El primer balance -a las dos horas o al primer día- siempre arroja un mayor número de víctimas palestinas que israelíes. La capacidad de respuesta y la potencia de fuego del estado de Israel es muy superior a la de los palestinos, aunque estos puedan tener el plus momentáneo de la sorpresa o el plus permanente de la desesperación. Todos los intentos de entendimiento han quedado a medias, generando más frustraciones, o han descarrilado estrepitosamente porque los extremistas de uno y otro bando se han encargado de minar los carriles del diálogo. Y la cosa parece que va a peor. Crecen los fundamentalistas de una y otra creencia, aumentando los niveles de intransigencia a un lado y otro de la trinchera interminable. Con cierto aire de agotamiento ante la catástrofe inevitable está escrita esta reflexión:
http://www.eldiariofenix.com/?q=content/nuevo-enfrentamiento-in%C3%BAtil-en-palestina

El enlace parece que ya no sirve para nada. Aquí está el texto del artículo:

EL PLUMILLA ERRANTE

Nuevo enfrentamiento inútil en Palestina

José A. Gaciño (El Diario Fénix, 27-10-15)

Vuelve, sigue, el enfrentamiento desigual entre palestinos e israelíes. Empiece quien empiece, el balance de cualquier escaramuza –sea cuando sea el momento del balance, a las veinticuatro horas o a los tres meses– siempre arroja dos, tres, diez, cien veces más víctimas palestinas que israelíes. La diferencia se va agrandando a medida que pasan los días de pelea.
Llevan como ochenta años de conflicto, desde que los palestinos empezaron a movilizarse contra el dominio colonial británico –secuela del desmembramiento del imperio otomano en la primera guerra mundial– y, de paso, contra la inmigración judía, que se llevaba produciendo desde finales del siglo XIX, pero que, para entonces (años treinta del siglo pasado), les empezaba a parecer preocupante, sobre todo después de la británica Declaración Balfour, que contemplaba favorablemente la creación de un hogar nacional judío en Palestina. Los judíos terminaron creando su hogar nacional, tras una sucesión de acciones armadas (es decir, atentados terroristas, en el lenguaje oficial de la potencia ocupante), que forzaron la retirada de Reino Unido y desembocaron en la solución salomónica de Naciones Unidas, repartiendo el territorio a partes iguales entre poblaciones desiguales.
Los palestinos rechazaron aquel reparto y emprendieron una amarga trayectoria de fracasos y éxodo, mientras los judíos colonizadores aprovechaban la resolución de la ONU para asentarse definitivamente en una tierra cuyos antepasados habían considerado propia. Ya entonces, en 1948, aprovecharon el rechazo de los palestinos para apropiarse de más superficie de la que les correspondía. Iniciaban así el incumplimiento sistemático de todas las resoluciones de Naciones Unidas que les afectan, con la excepción de la retirada de Gaza. Su presencia en esa franja territorial fue sustituida por el cerco total, con muro de separación incluido, que ha convertido ese territorio en el campo de concentración más poblado de la historia.
Las continuas frustraciones de todos y cada uno de los intentos de acuerdo entre israelíes y palestinos, por la acción de los extremistas de uno u otro bando, han ido deteriorando la situación hasta límites desesperantes. El movimiento de resistencia palestino, de origen laico –en la línea de los nacionalismos árabes naseristas y baasistas–, ha terminado generando una dura facción fundamentalista, Hamas, que puede ser superada en cualquier momento –quizá ya lo está siendo por la actual ofensiva de los cuchillos– por alguna rama del Estado Islámico.
Y en Israel, que nació de un proyecto utópico de socialismo autogestionario considerado en su día blasfemo por los judíos religiosos (sólo el futuro mesías podría liberar Jerusalén y recuperar la tierra prometida), crece el voto de la derecha y de los partidos religiosos. Ante las revueltas de estos días, otro paso en la escalada de la barbarie: ciudadanos israelíes que rematan a personas heridas por la policía (incluido el caso del eritreo inmigrante confundido con un palestino) o que bloquean el paso de las ambulancias para que no se atienda a los heridos árabes.
Apenas representados por una autoridad palestina frágil y limitada, los palestinos luchan ahora por recuperar o mantener un territorio menor que el que les ofrecía la ONU en 1948. Y con pocas esperanzas. La solidaridad del mundo árabe y musulmán es más retórica que efectiva. Solos frente a un poderoso aparato de guerra y represión (que cuenta con el apoyo de las potencias occidentales), poco pueden con sus piedras o sus palos, con sus bombas caseras o sus misiles rudimentarios, con sus cuchillos o sus vehículos improvisados como armas de ataque.

Acalladas en uno y otro bando las voces de quienes buscan el diálogo y la paz, asistimos al enésimo enfrentamiento inútil entre quienes siguen empeñados en mantener el odio y la violencia.

viernes, 23 de octubre de 2015

Cábalas sobre la resistencia del bipartidismo

Nubes y sol en el horizonte
(Parque Nacional de Doñana, octubre de 2011)
Llevamos casi año y medio haciendo cábalas sobre la capacidad de resistencia del bipartidismo en España, ante la irrupción de una nueva fuerza política, Podemos, y la expansión de otra fuerzas, Ciudadanos, hasta ahora centrada en Cataluña. Podemos se estrenó en las elecciones europeas de mayo del año pasado con unos resultados sorprendentes para llevar sólo cinco meses de existencia. Se convirtió, además, en el favorito de las encuestas, que lo llegaron a situar en los primeros puestos de la tabla, disputándole el liderato tanto al PP como al PSOE. Los resultados reales, en las elecciones andaluzas y en las trece elecciones autonómicas de mayo, templaron las euforias de los sondeos, y en las autonómicas catalanas quedó bastante por debajo de las expectativas. En cuanto a Ciudadanos, partiendo de planteamientos más modestos, fue escalando posiciones discretamente y, en las catalanas, se convirtió en el partido con más representación en solitario. Todo eso ha disparado todo tipo de especulaciones sobre el resultado de las elecciones generales, y todo eso se explica, con cifras y porcentajes, en este artículo de hace unos días en Mundiariohttp://www.mundiario.com/articulo/a-fondo/desigual-crecimiento-emergentes-frente-bipartidismo-resiste/20151016205851047975.html

viernes, 16 de octubre de 2015

Transición permanente

Monumento a los abogados laboralistas asesinados en
su despacho de Atocha en enero de 1977

Para hablar de la transición en España, nos reunimos en la Biblioteca Municipal de Bollullos de la Mitación (Sevilla) el jueves 15 de octubre, en la inauguración  de la Tertulia los Jueves. Allí expuse un resumen de los principales hechos que hilaron aquella transición sobre la que caben todas las polémicas. Se habló en su día de transición modélica, aunque la verdad es que el número de víctimas de los terrorismos en danza macabra por aquellos días no es precisamente un modelo. Terrorismos de izquierda, de derecha y de nacionalismos de izquierda y de derecha. Nos emocionamos entonces con la recuperación de las libertades y nos lamentamos ahora porque la derecha que nos gobierna, que se ha apropiado de una Constitución de la que inicialmente receló, nos está recortando esas libertades, además de recortar los gastos sociales. Pensamos que quizá entonces se podía haber hecho algo más, que, por ejemplo, no se debió aceptar el chantaje de frenar las movilizaciones ciudadanas a cambio de que la llamada oposición democrática quedara más presentable en el banquete electoral cuyo anfitrión, el que repartía las invitaciones, venía del régimen con el que algunos querían romper y otros sólo maquillar. Al final, quedó un híbrido de reforma aparente, que ha implantado un bipartidismo forzado, ante el que bien se podría volver a hablar de ruptura o de maquillaje. El texto que leí en esa agradable tertulia está en este enlace:

https://www.facebook.com/notes/tertulia-los-jueves/la-transici%C3%B3n-espa%C3%B1ola/161955187486245 

Lo importante son los recortes

No se trata igual el déficit griego y el déficit de Rajoy.
(La isla griega de Santorini, marzo de 2011)

Dentro de las hipocresías y de las discriminaciones vergonzosas que se estilan por la Unión Europea (y el espectáculo que estamos dando con los refugiados de la guerra de Siria es bochornoso y sangrante), la farsa de los déficit públicos se nos viene repitiendo desde el principio de la crisis. Un magnífico pretexto, el de la crisis, utilizado para ir desmontando aquellas conquistas sociales de las que Europa hacía gala en otro tiempo. No se trata tanto de reducir el déficit como de imponer qué recortes deben efectuarse para reducirlo. Lo importante son los recortes (de gastos sociales, por supuesto).

http://www.eldiariofenix.com/?q=content/soberan%C3%AD-econ%C3%B3mica-limitada

miércoles, 7 de octubre de 2015

Pendientes de las elecciones generales

Patio del Museo Dalí, en Figueres (marzo de 2012)
Como en casi todas las elecciones, cada uno lee los resultados como le parecen más favorables. En las autonómicas catalanas del pasado 27 de septiembre ha vuelto a pasar. Unos resaltan que los no independentistas sobrepasaron el 50 por ciento de los votos. Los independentistas, en cambio, presumen de haber sumado, entre las dos candidaturas de ese signo, más del 50 por ciento de los escaños del Parlament, sin mencionar que las dos candidaturas han perdido dos diputados, con respecto al parlamento anterior, y que la principal de ella, Junts pel Sí, ha conseguido nueve escaños menos que los que consiguieron en 2012 (cuando los dos partidos que se integran en esa candidatura, CDC y ERC, concurrieron por separado). Por su parte, los dos principales partidos estatales (PSC, la rama catalana del PSOE, y PP) se consuelan de sus pérdidas electorales con el recurso de comparar sus resultados con las perspectivas que le dibujaban las encuestas menos favorables, única manera de convencerse de que han recuperado fuerzas, cuando en realidad han perdido diputados con respecto a los comicios anteriores (4 los socialistas y 8 los populares). Los únicos que han reconocido, con sinceridad, su fracaso han sido los de Catalunya sí que es Pot, una coalición de Podemos con Iniciativa per Catalunya y otros, que obtuvo dos diputados menos que ICV en solitario en la cámara anterior. 
Los únicos que han tenido razones para sentirse satisfechos son los flamantes 25 diputados de Ciudadanos (que casi multiplicaron por tres sus 9 diputados de antes) y los independentistas de la CUP (que multiplicaron sobradamente por tres sus 3 diputados de antes hasta alcanzar los decisivos 10 diputados de ahora, que mantienen en vilo la continuidad de Artur Mas en la presidencia de la Generalitat). 
En general, como se explica en este artículo publicado en El Diario Fénix  http://www.eldiariofenix.com/?q=content/pendientes-de-las-elecciones-generales , 
las elecciones mantienen las posiciones entre independentistas y no independentistas, y nos colocan a todos pendientes de las elecciones generales de diciembre.

jueves, 24 de septiembre de 2015

A propósito de las patrias

Ante la tumba de Guifré el Pilós (Wifredo el Velloso), en el
monasterio de Ripoll, en abril de 2012
En vísperas de unas elecciones autonómicas catalanas muy peculiares, porque han sido convocadas con ánimo plebiscitario (sobre la independencia) y, aunque legalmente no pueden tener ese carácter, todos los partidos (incluso los antiindependentistas) han terminado asumiéndolo, se me ha ocurrido darle vueltas a las ideas de patria e identidad, conceptos abiertos y ambiguos donde los haya. Me gustaría que todos, patriotas de cualquier patria existente o por existir, independentistas y unionistas, rebajaran sus respectivos tonos de crispación y comenzaran a relativizar tanta carga simbólica como acumulan tras sus banderas, sus himnos, sus tradiciones y sus frustraciones. Evidentemente, no será posible, porque la lucha política por el poder se desarrolla de esta manera, al menos en este caso, y ninguno va a renunciar al chantaje emocional, si le proporciona votos. Mi opción personal es la de Castelao: república federal ibérica (incluyendo Portugal, claro), añadiendo su integración en una Europa federal (opción que, en la época de Castelao, no se contemplaba). No me gusta que Cataluña se vaya, pero tampoco me gustaría violentar la voluntad de una mayoría suficiente de ciudadanos que no quisiese convivir con el resto de España.
Y aquí queda este artículo con algunas reflexiones sobre las patrias y las identidades.

http://www.eldiariofenix.com/?q=content/patrias-identidades-y-equilibrios

domingo, 24 de mayo de 2015

Reflexión hasta las elecciones generales

Foto de Antonio Galán
Nada más efímero que un artículo escrito un día de reflexión por la tarde (y encima publicado hoy en un espacio para el que no fue concebido), y coincidiendo con la última jornada de la Liga de fútbol, con siete equipos pendientes de destino, por arriba y por abajo. Antes de que termine el artículo, sabré qué equipos han bajado a Segunda División y cuáles se han clasificado para el tercer y cuarto puesto, pero apenas quedarán veinticuatro horas para que los sondeos a pie de urna nos den un primer avance de los resultados de unas elecciones municipales que algunos querrían que fuesen como aquellas famosas elecciones municipales de 1931, pero que lo más probable –y ya se ve la poca vigencia que va a tener este ambiguo pronóstico– es que resulten tan frustrantes como los comicios autonómicos de Andalucía, con parecidos comportamientos pusilánimes a la hora de plantearse determinados acuerdos, no sea que esos acuerdos vayan a ser utilizados por los rivales para descalificar las actitudes de pureza y regeneración. Al fin y al cabo, las elecciones que tanto los partidos políticos como los propios electores (repásense los índices de participación en unas y otras) consideran realmente importantes son las elecciones generales. Más de treinta años de ayuntamientos democráticos y de organización territorial autonómica no han conseguido corregir la inercia centralista que todavía persiste entre políticos, funcionarios y ciudadanos, no todos evidentemente, pero sí los suficientes como para marcar tendencia y para colocar al resto de administraciones en papeles secundarios o, lo que es peor, en simples nichos de empleo para políticos en ascenso o en descenso.   
Y esperando esas elecciones generales que culminarán esta maratón electoral que vamos corriendo por tramos a lo largo del año, parece que nadie quiere mojarse con sus políticas de alianza. Ni la casta ni los descastados. Los instalados contemplan con cierto desdén los voluntariosos intentos de las nuevas fuerzas emergentes para plantear propuestas que puedan ser asumidas por los poderosos y, al mismo tiempo, ser comprendidas por su exigente electorado. Los instalados están convencidos de que su política del miedo frente a las ansias de regeneración va a tener resultado, no tanto como para asegurarles el control absoluto, pero sí lo suficiente como para obligar a los “puros” a mancharse en mayor o menor medida.
Estas elecciones municipales y parcialmente autonómicas apenas van a corregir un poco el dominio bipartidista que una gran parte de la ciudadanía trata de sacudirse, entre otras cosas porque la mojigatería de algunos y el sectarismo de algunos otros, cuando no puros personalismos, ha impedido la formación de candidaturas de izquierda unitarias y fuertes en muchos municipios. Y nada desearía más que equivocarme en esta predicción tan simple.

Tendremos que seguir reflexionando hasta que el presidente del Gobierno (central, por supuesto) decida cuándo le viene mejor convocar esas elecciones generales que marcarán el verdadero rumbo de la política española. Y si en esas elecciones no se consigue meter la cuña que haga trizas la hegemonía bipartidista, va a ser muy difícil alcanzar otra oportunidad, porque ya están dándole vueltas a la conveniencia de modificar las normas electorales, no para restituir la proporcionalidad secuestrada, sino para todo lo contrario, para reforzar las posibilidades de seguir manipulando los votos ciudadanos.