martes, 5 de noviembre de 2013

Final feliz en Citroen

El sufrido C-3 vuelve a casa después de cuatro semanas de confinamiento
Cuatro semanas ha estado finalmente mi coche, un C-3 matrícula 1536 CHF, en el taller de Comercial Citroën de Sevilla (Avenida Doctor Fedriani, s/n). A las 12.37 horas del lunes 4 de noviembre me comunicaron que ya estaba reparado y a las 17.33 lo recogí en perfecto estado de revista, incluido un concienzudo lavado, por dentro y por fuera, que le hacía parecer nuevo "do trinque" (como se dice en gallego de algo que se estrena: nada que ver con "trincar"). 
La última semana, la del 28 al 31 de octubre (el quinto día era festivo), ha sido especialmente intensa. Como contaba en un artículo anterior, después de tres semanas de espera sin que diesen una fecha para contar con la pieza que debía resolver la avería en las marchas del vehículo, presenté la hoja de reclamaciones y escribí un desahogo personal en mi blog (http://jagacino.blogspot.com.es/2013/10/citroen-me-deja-tirado.html?spref=fb), que divulgué a través de Facebook y twitter e incluso colgué en el muro de Facebook de la propia Citroën, que respondió a mi alegato con amables promesas de hacer todo lo posible para localizar la pieza perdida en lo que denominaban "rotura de stock". Paralelamente, recibía múltiples muestras de apoyo de mis amigos en las redes sociales, en algún caso dándome cuenta del ofrecimiento de algún taller para intentar buscar la pieza por su cuenta. El perito Francisco Arévalo, colaborador del programa El Público, de Jesús Vigorra en Canal Sur Radio, hizo personalmente gestiones en Citroën que debieron de surtir efecto, porque recibí el miércoles 30 de octubre una llamada del Servicio de Atención al Cliente aludiendo a esas gestiones y el jueves 31 de octubre, el jefe de taller de Comercial Citroën me anunciaba personalmente que habían localizado la pieza en un concesionario de Huelva y en una chatarrería de Sevilla (por si fallaba la anterior), que la recibirían el lunes 4 de noviembre y que ese mismo día estaría listo el coche.
Así ha sido y así dejo constancia, por el mismo conducto que empleé para denunciar el retraso, con una puntualización: mi queja no ha sido en ningún momento contra el taller de Sevilla, donde siempre me han atendido con profesionalidad y diligencia, sino contra una deficiente red de suministro de recambios.
Mi agradecimiento a todos los que se solidarizaron y me prestaron su apoyo. Con dos menciones especiales: a Rosa Pilar Abelló, que le contó mi caso a su taller de confianza, y a Carmen Benavides, que colgó en el muro de Citroën en Facebook una rotunda advertencia: que si no arreglaban mi coche, aconsejaría a todos sus amigos que no se les ocurriera comprar un modelo de esta marca. Afortunadamente, no ha llegado la sangre al río y tenemos final feliz.