Traducción del artículo publicado en
Galicia Hoxe:
http://www.galiciahoxe.com/vivir-hoxe-galicia/gh/contradicions-aparentes-xose-gacino/idEdicion-2012-02-18/idNoticia-731167/
ENQUANTO
HÁ FORÇA
Contradicciones
aparentes
Xosé
A. Gaciño
No
se le puede negar al gobierno de Rajoy una cierta contundencia en los
decretos-ley que va poniendo en marcha y en algunos proyectos de ley
que anuncia. Aunque todos pensamos que, después de las
próximas elecciones autonómicas en Asturias y
Andalucía, pueden venir medidas más contundentes, hay
ya material de sobra para concluir que este gobierno ha asumido con
radicalidad ese mantra obsesivo de la austeridad selectiva (más
recortes por abajo para que tengan más beneficios los de
arriba) que impera en la actual política económica de
la Unión Europea y en el que se quemó, por cierto, el
gobierno anterior.
Llama
además la atención que se tomen algunas de esas medidas
contundentes sin pestañear, aunque contradigan afirmaciones
rotundas en sentido contrario (lo de no subir los impuestos o no
abaratar los despidos, por ejemplo) que los hoy gobernantes mantenían
en campaña electoral o cuando estaban en la oposición
(y era el gobierno socialista el que subía el IVA o iniciaba
el recorte de derechos de los trabajadores). Apenas la típica
referencia a una herencia peor de lo que se pensaba.
Quizá
es que tampoco necesitan más excusas. Y pienso que tampoco
necesitan disimular más de cara a esas dos elecciones
pendientes (entre otras cosas porque, por lo menos en Andalucía,
los socialistas están trabajando a fondo de cara a su propia
derrota). Puede que la letra de las campañas electorales y de
los discursos en la oposición dibujase en algunos momentos
ciertos esbozos progresistas, en sus irónicos reproches a un
goberno obligado a aparcar sus principios socialdemócratas,
pero no creo que eso engañase a nadie. Me cuesta mucho pensar
que alguien haya votado al Partido Popular pensando que iba a hacer
la política que Rodríguez Zapatero no pudo desarrollar.
Por mucho que dijese la letra, estaba claro que la música, el
espíritu, era muy diferente.
Otras
medidas encajan más en el concepto que se maneja ahora de
"contrarreformas" y puede que esas otras medidas
anunciadas, pero todavía no aplicadas (relativas al aborto, a
la cadena perpetua o al poder judicial), hayan sorprendido a ese
sector más centrista de sus votantes, que quizá
esperaba que fuesen situados en un segundo plano ante la urgencia que
reclama la situación de crisis, pero no lo que se refiere a la
política económica. En realidad, puede hablarse incluso
de continuidad, con respecto a la política que venía
siguiendo el gobierno anterior. Emprendida, eso sí, con más
vigor, como corresponde a un gobierno en plena euforia inicial y con
mayoría absoluta en las cámaras. Si tenemos en cuenta
además que una gran parte de las medidas vienen impuestas por
el criterio imperante en la Unión Europea, es muy posible que
el gobierno anterior hubiese terminado adoptando las mismas o
semejantes medidas, con más o menos convencimiento, dentro del
espírito de inmolación con el que cubrió la
última etapa de su mandato.
Amortizadas
las sorpresas y las contradicciones, el gobierno advierte que la
situación va a seguir empeorando, por lo menos un año
más, incurriendo en una nueva contradicción (que
también se asume sin asombro), la de que bastaba cambiar de
partido gobernante para recuperar la confianza y, como consecuencia,
el crecimiento. Con este gobierno (como pasaba con el anterior), todo
queda pendiente de que el criterio europeo cambie antes de que toda
Europa muera de austeridad y los mercados se saturen de especular en
el vacío.
(Galicia
Hoxe.
18-2-12)