sábado, 28 de enero de 2012

Con Mosterín y por la esperanza

Después de escribir el artículo Batallas por el control de Internet, publicado en El Diario Fénix y recogido en este blog, encontré, entre los papeles que siempre hay que estar ordenando y depurando para recuperar espacio, un artículo de Jesús Mosterín publicado en El País hace algo más de un año (el 5 de enero de 2011), y con el que me siento plenamente identificado. Me quedo, sobre todo, con su convencimiento de que Internet "es la mejor esperanza que tenemos de un mundo sin censuras, controles ni fronteras, donde cada ser humano tenga acceso a toda la cultura sin límites ni restricciones y decida libremente en cada momento qué hacer y cómo hacerlo y en qué lengua hacerlo y por qué ideas interesarse y con quién hablar y comerciar y ligar". A esa esperanza me apunto, aunque mi pesimismo histórico me hace dudar de las posibilidades de mantenerla viva.
Este es el enlace con el artículo de Mosterín:

http://www.elpais.com/articulo/opinion/favor/Internet/elpepiopi/20110105elpepiopi_11/Tes

martes, 17 de enero de 2012

Prólogo a las vereas del cante


Este es el texto completo del prólogo del libro "Por las vereas del cante". Da una idea sobre la importancia de este libro que acaba de salir:

Uno de los cantares flamencos recopilados por Demófilo –verdadero pionero en el acercamiento intelectual a este mundo– lamenta la crueldad de la memoria, “porque causa el mayor mal recordando el mayor bien”. Cuando los gitanos andaluces fueron asentándose en núcleos urbanos, el recuerdo de la vida libre, idealizada como el equivalente al paraíso perdido, se convierte en la dolorosa nostalgia con la que se fabrica el cante jondo. Completando el razonamiento del cantar, el mayor mal, causado por el recuerdo del mayor bien, termina sublimándose en el bien supremo de aquellas creaciones artísticas a las que da origen.

Ese proceso de asentamiento urbano se produce en el siglo XVIII, y especialmente a partir de la pragmática-sanción de Carlos III, con la que el gobierno ilustrado de la época pretende convertir en sedentario e integrar así en la actividad productiva a un colectivo que había hecho del desarraigo su seña de identidad y que entendía la libertad como un ejercicio errante. Para controlar ese proceso, comienzan a elaborarse los censos específicos de gitanos en cada una de las ciudades en las que se iban asentando.

Precisamente la publicación completa de los censos de los gitanos de Cádiz de 1783 y 1784 constituye la joya de la corona de este ensayo apasionado y abrumador, en el que Francisco Dodero y Gabriel Romero Rubio han volcado sabiduría y entusiasmo. En esos censos se pueden rastrear los antecedentes de algunas familias gitanas que resultaron decisivas en la génesis del cante jondo. Por ejemplo, las de los Monge y los Ortega, que confluirían, algo más de un siglo después, en la figura de Manolo Caracol, uno de los genios del cante gitano.

Alrededor de esos censos, Dodero y Romero Rubio tratan de explicarse y de explicarnos el trasfondo ideológico de la persistencia de determinadas incógnitas en torno al origen del flamenco y a la propia definición de los distintos niveles de complejidad artística que comprende actualmente esa denominación genérica. Empleando toda su curiosidad intacta de aficionados, sin cautelas ni prejuicios, irrumpen en terrenos que la investigación profesional no se ha molestado en recorrer, explicando previamente sus herramientas teóricas, para que nadie se llame a engaño sobre su punto de partida ideológico, porque el problema no es la ideología con la que cada uno guíe su actividad, sino anteponer los principios o los prejuicios ideológicos al peso específico de los hechos o de los razonamientos lógicos. Soy testigo privilegiado, por razones de amistad, de cómo fueron corrigiendo matices y enfoques de aspectos concretos de su obra, a medida que sus estudios e investigaciones les ponían de manifiesto circunstancias que desconocían, aunque modificasen algunas de sus ideas previas. Han formado, por otra parte, un tándem perfecto entre la pasión flamenca, casi genética, de Paco y el rigor histórico y conceptual de Gabriel, para mantener la tensión crítica que este torrente documental necesitaba.

Los autores han recorrido, entre otros campos, una abundante bibliografía para rastrear la presencia gitana en la historia y cultura españolas, en un ejercicio casi arqueológico, porque las huellas son escasas y negativas. Y para descubrir las vereas de un cante que ahora es reconocido en todo el mundo incluso oficialmente, pero que tuvo unos comienzos  envueltos en nieblas de penuria y marginación.

De esas huellas históricas y literarias se deduce, además, una indiferencia –cuando no una hostilidad explícita– hacia la presencia gitana en la sociedad española. Algunos llegan a ignorar su aportación más importante a la cultura de este país, la gestación del cante jondo. Otros la minimizan hasta el punto de llegar a considerarlos como unos advenedizos en un arte que llegan a atribuir a las paternidades más peregrinas con tal de negar a los gitanos su condición de creadores.

En cambio, y a pesar de su razonado posicionamiento gitanista, los autores de estas concienzudas vereas no desprecian nada ni a nadie, porque consideran que el flamenco es un espacio inmenso por donde todos pueden transitar, al paso ligero de la fiesta o con la huella profunda de lo jondo, conservando lo primitivo o inventando nuevas prolongaciones del eco inicial. Recogen y analizan diversos estudios elaborados desde diferentes planteamientos ideológicos, resaltando las aportaciones de cada uno a la investigación y a la sistematización del arte flamenco, pero no eluden mojarse en el debate con aquellas posiciones que consideran equivocadas o manipuladas, siempre, eso sí, desde una rigurosa postura de respeto a los argumentos de cada uno.

No pretenden, pues, estar en posesión de la verdad absoluta, aunque nunca bajan la guardia en la defensa de sus argumentos. Con su cargamento de fechas, citas, críticas, polémicas y razonamientos, sólo aspiran a reivindicar el sitio que corresponde a los gitanos en la creación de ese arte del que hoy muchos presumen, pero que en otro tiempo era condenado desde los círculos encorsetados de la cultura oficial por vulgar y canalla. Coinciden en esa reivindicación con la visión de ilustres intelectuales que han reflexionado sobre el flamenco, desde el ya mencionado Demófilo hasta Caballero Bonald o Félix Grande, pero añaden algunos matices y, sobre todo, expresan su convicción de que la expropiación de la paternidad del cante jondo a los gitanos proviene de la arrogancia de una sociedad de cultura jerarquizada que no ha podido consentir que una actividad artística de primer orden haya podido nacer en el arroyo, de padres ilegítimos y marginados.

Y como colofón al estudio y la polémica, tienen también un hueco para la memoria emocionada de cuatro grandes cantaores gaditanos (Enrique el Mellizo, Pericón de Cádiz, Aurelio Sellé y Beni de Cádiz) en cuatro tabernas entrañables y características del mundillo flamenco de una de las ciudades importantes en la geografía del cante, de las que ninguna permanece ya abierta, pero que hubiesen merecido algún tipo de declaración de interés cultural, quizá todavía a título póstumo. No estaría de más que, en Cádiz, como en toda Andalucía y en toda España, se empezase a valorar el patrimonio material relacionado con el flamenco, de la misma forma que se ha conseguido el reconocimiento universal del flamenco mismo como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

Desde la emoción y desde la reivindicación, desde la rabia y desde la idea, Francisco Dodero y Gabriel Romero Rubio han trabajado a fondo para defender, en estos tiempos de canon digital, los derechos de propiedad intelectual que les corresponde a los gitanos en la creación del arte flamenco. Espero y deseo que sus voces no se pierdan en el paradójico desierto de la vertiginosa saturación informativa de nuestros días.


José A. Gaciño

Andalucía, 2011


Por las vereas del cante

Acaba de salir un nuevo libro sobre flamenco, que posiblemente se presente en Cádiz el próximo día 31 de enero.

El linchamiento de la dignidad

Diario Fénix, 17 de enero de 2012

Como ha comentado Reed Brody, consejero jurídico de la ONG estadounidense Human Rights Watch, “resulta paradójico que Garzón esté siendo juzgado por intentar aplicar en su país los mismos principios que logró promover con éxito en el ámbito internacional”. Efectivamente, el juez que consiguió que arrestaran en Londres al dictador chileno Augusto Pinochet, y que algunos militares argentinos fueran juzgados en España por sus crímenes contra la humanidad, no sólo no ha podido llevar adelante en su país una causa contra los crímenes del franquismo, sino que va a ser juzgado por haberlo intentado.

Pero las actuaciones de Garzón no han molestado sólo a los nostálgicos del franquismo. De hecho, esta última movilización contra su actividad estalló cuando empezó a investigar el caso Gürtel, sobre una red de corrupción que afecta a varios dirigentes del Partido Popular. Precisamente el primer juicio al que va a hacer frente Garzón, hoy martes 17, es el que promovieron los implicados del caso Gürtel por las escuchas telefónicas a varios de los encarcelados para controlar sus contactos con sus abogados, de algunos de los cuales se sospechaba que estaban implicados también en la trama.

El juicio por haber intentado abrir una causa por los crímenes del franquismo se celebrará una semana más tarde, el martes 24 de enero. Aquel intento apenas duró un par de meses, desde que Garzón, en septiembre de 2008,  atiende la demanda de familiares de represaliados por el franquismo y dicta en octubre un auto para iniciar la investigación de los crímenes y la localización de los restos de las víctimas asesinadas sin control, hasta noviembre de 2008, en que se inhibe a favor de los juzgados territoriales de cada caso, antes de que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional atienda el recurso del fiscal y declare a Garzón incompetente para instruir aquellos hechos.

Posteriormente, dos organizaciones franquistas promovieron una causa contra Garzón entendiendo que había prevaricado por el solo hecho de haber abierto la investigación. Lo más grave es que fue admitida a trámite y que el juez instructor que se hizo cargo de llevar a Garzón hasta el banquillo de los acusados es miembro de la asociación progresista Jueces por la Democracia. Una muestra de que en su “linchamiento” no sólo participa la derecha y la ultraderecha, sino también un sector transversal de la judicatura (de derechas y de izquierda) situado en una posición de burocratismo inmovilista.

A ese sector de reglamento y escalafón le molestan los jueces que salen a la calle y arriesgan en los procedimientos para tratar de alcanzar a una delincuencia, como la del narcotráfico, que cuenta con medios más rápidos y eficaces que la policía o la justicia; que desarrollan la imaginación para desentrañar los enredos de la trama “legal” del terrorismo (ilegalizó a Batasuna sin necesidad de la dudosa ley de partidos) y que tienen una actitud militante sobre la universalización de la justicia.

Juez polémico, con sus aciertos y sus errores, ensalzado por la derecha cuando destapó la guerra sucia contra ETA durante los gobiernos socialistas y linchado por esa misma derecha cuando le tocó investigar la corrupción del PP, suspendido en sus funciones desde el 14 de mayo de 2010, está a punto de convertirse en la víctima propiciatoria de una conjunción de envidias, represalias y venganzas.

Pero algunos no olvidaremos que, durante unas semanas, Baltasar Garzón nos devolvió la dignidad colectiva al abrir una causa contra un régimen dictatorial que no fuimos capaces de derrocar. Como no olvidaremos que una juez argentina, María Servini de Cubría, nos está devolviendo el favor, al abrir desde Buenos Aires una investigación sobre los crímenes del franquismo.

viernes, 13 de enero de 2012

Iñaki Gabilondo ante la crisis

Audio de la conferencia pronunciada por Iñaki Gabilondo en el Foro UGT Sevilla el pasado 11 de enero de 2012, sobre su visión de la crisis. Se trata de una síntesis muy clara y, a mi juicio, muy acertada sobre el verdadero sentido de esta crisis.

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